Domingo de Guzmán, nació en 1170 en Caleruega (Castilla la Vieja, España) y murió el 6 de agosto de 1221. Sus padres fueron Félix de Guzmán, proveniente de una familia de santos y Juana de Aza de la nobleza castellana. Tuvo dos hermanos, Antonio quien fue sacerdote secular y Manés que fue fraile predicador y beatificado por Gregorio XVI.
La niñez de este santo estuvo sellada por diferentes eventos en el ámbito de la religión. Para difundir los dogmas católicos en diversos pueblos con otras creencias religiosas, en 1215 funda en Tolosa, la primera casa masculina de su Orden de Predicadores, que fue concedida por Pedro Sella. En 1216 recibe del papa Honorio III la bula “Religiosam Vitam” por la que reafirma la Orden de los Dominicos.
A tan sólo un año después, lograr enviar tres de sus frailes a París y cuatro a España. Luego, éste decide marchar a Roma, acrecentándose el número de sus monjes. Más tarde, por orden del papa Honorario III, en Roma, congrega en el convento de San Sixto a las monjas, para conseguir el convento y la Iglesia de Santa Sabina para los frailes. Finalmente, Domingo muere agotado físicamente. Fallece el 6 de agosto de 1221, a los cincuenta y un años de edad. Fue canonizado por Gregorio IX en 1234. Y sus restos descansan en la atractiva basílica del convento de Predicadores de Bolonia, en una preciosa y artística capilla.
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