Se dice que en el año de 1885, un leñador llamado Vicente Aburto que trabajaba en la propiedad del señor Inocente García Lara, encontró la pequeña imagen de Santo Domingo dentro del hueco de un árbol de madero negro. pero nadie sabía que representaba esa estatuilla y la llevaron a una Iglesia en Managua, regresaron a Las Sierritas donde el misterioso santo volvió a aparecer en el hueco del mismo árbol de madero negro, el mismo campesino que la encontró la primera vez la encontró esta ocasión y corrió a la Iglesia de Managua a informar al sacerdote, quien lo confirmo al revisar que la imagen ya no estaba en su lugar.
Al ver el milagro sucedido, el párroco recomendó que le construyeran una ermita y que lo llevaran cada año a Managua para que visitara la capital, así nace la tradición de la Traída de Santo Domingo, nombrado patrono de Managua.
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